Qué es la inteligencia emocional
Habitualmente estamos acostumbrados a relacionar la
inteligencia con la capacidad de raciocinio lógico, con el coeficiente
intelectual que determina las habilidades para las ciencias exactas, la
comprensión y capacidad de análisis reflexivo, el razonamiento espacial, la
capacidad verbal y las habilidades mecánicas. Sin embargo, en el mundo
empresarial se está empezando a tener en cuenta y a valorar más la denominada
"inteligencia emocional", que determina cómo nos manejamos con
nosotros mismos y con los demás.
El mundo laboral está cambiando, y ya no se puede
hablar de una única profesión o de un trabajo en la misma empresa para toda la
vida; hoy en día se habla de "empleabilidad" que es, según Enrique de
Mulder, presidente de Hay Group, la capacidad de una persona de aportar valor a
la organización, es decir, de contribuir a la empresa en mayor medida que la
compensación de ésta a aquél; y esto ya no se consigue sólo con un coeficiente
intelectual de alto nivel, sino que también se necesita desarrollar un
coeficiente emocional con cualidades como constancia, flexibilidad, optimismo,
perseverancia, etc.
Daniel Goleman, gurú de la inteligencia emocional
desde la publicación de su libro en 1995, analizó y agrupó los rasgos de las
empresas con más éxito mundial (entre las que se encontraban Lucent
Technologies, British Airways y Credit Suisse) en tres categorías: aptitudes
técnicas, capacidades cognoscitivas y elementos asociados con la inteligencia
emocional. En los resultados del análisis, el coeficiente intelectual resultó
ser mucho más importante y determinante que los otros dos en los cargos
directivos de las empresas analizadas, hasta el punto de que cerca del 90% de
la diferencia observada en el desempeño de los gerentes de las empresas
estudiadas era atribuible a factores asociados con la inteligencia emocional.
Pero, ¿qué es exactamente el coeficiente emocional?
La expresión “Inteligencia Emocional” fue acuñado por Peter Salovey, de la
Universidad de Yale, y John Mayer, de la Universidad de New Hampshire, en 1990.
Salovey y Mayer lo describían como "una forma de inteligencia social que
implica la habilidad para dirigir los propios sentimientos y emociones y los de
los demás, saber discriminar entre ellos, y usar esta información para guiar el
pensamiento y la propia acción". Sin embargo, ha sido a raíz de la
publicación en 1995 del libro de Daniel Goleman, "La inteligencia
emocional", cuando ha recibido mucha más atención en los medios de
comunicación y en el mundo empresarial.
La inteligencia emocional es un conjunto de
destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de
un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc., y que puede definirse,
según el propio Goleman, como la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las
relaciones.
Este término incluye dos tipos de inteligencias:
– La Inteligencia Personal: está compuesta a su vez por una serie de competencias que determinan el
modo en que nos relacionamos con nosotros mismos. Esta inteligencia comprende
tres componentes cuando se aplica en el trabajo:
- Conciencia en uno mismo: es la capacidad de reconocer y entender en uno mismo las propias fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, así como el efecto que éstos tienen sobre los demás y sobre el trabajo. Esta competencia se manifiesta en personas con habilidades para juzgarse a sí mismas de forma realista, que son conscientes de sus propias limitaciones y admiten con sinceridad sus errores, que son sensibles al aprendizaje y que poseen un alto grado de autoconfianza.
- Autorregulación o control de sí mismo: es la habilidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo, de responsabilizarse de los propios actos, de pensar antes de actuar y de evitar los juicios prematuros. Las personas que poseen esta competencia son sinceras e íntegras, controlan el estrés y la ansiedad ante situaciones comprometidas y son flexibles ante los cambios o las nuevas ideas.
- Automotivación: es la habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y persistencia en la consecución de los objetivos, haciendo frente a los problemas y encontrando soluciones. Esta competencia se manifiesta en las personas que muestran un gran entusiasmo por su trabajo y por el logro de las metas por encima de la simple recompensa económica, con un alto grado de iniciativa y compromiso, y con gran capacidad optimista en la consecución de sus objetivos.
– La Inteligencia Interpersonal: al igual que la anterior, esta inteligencia también está compuesta por
otras competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con los
demás:
- Empatía: es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Las personas empáticas son aquellas capaces de escuchar a los demás y entender sus problemas y motivaciones, que normalmente tienen mucha popularidad y reconocimiento social, que se anticipan a las necesidades de los demás y que aprovechan las oportunidades que les ofrecen otras personas.
- Habilidades sociales: es el talento en el manejo de las relaciones con los demás, en saber persuadir e influenciar a los demás. Quienes poseen habilidades sociales son excelentes negociadores, tienen una gran capacidad para liderar grupos y para dirigir cambios, y son capaces de trabajar colaborando en un equipo y creando sinergias grupales
Por último, al contrario de lo que ocurre con el
coeficiente intelectual, Goleman afirmó en su última conferencia en Madrid que
la inteligencia emocional no se establece al nacer, sino que se puede crear,
alimentar y fortalecer a través de una combinación del temperamento innato y
las experiencias de la infancia. Por lo tanto, desde niños se deberían aprender
nociones emocionales básicas.
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